domingo, diciembre 7, 2025

El altar que corre entre flores y memoria: homenaje al profesor Francisco Javier Sifuentes Ramírez

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El aire del Instituto Estatal del Deporte se impregnó de incienso, cempasúchil y nostalgia. No fue una tarde cualquiera: entre veladoras y fotografías, los corazones se alinearon como corredores en la pista para rendir tributo al profesor Francisco Javier Sifuentes Ramírez, figura entrañable del atletismo duranguense, cuyo espíritu —dicen— volvió para recorrer una última vez los pasillos del deporte que tanto amó.

Un altar hecho con manos y alma

Encabezada por el subdirector Rubén Ontiveros Palacio, en representación del director César Cárdenas Reyes, por la jefa de Recursos Humanos Adriana Fernández y la esposa del homenajeado, María del Socorro Machado, la ceremonia fue más que un acto conmemorativo: fue un encuentro entre la vida y la eternidad. Cada flor, cada veladora y cada calaverita representó la huella que el “profe Sifuentes” dejó en quienes lo conocieron.

Todas las áreas del instituto se unieron en un trabajo colectivo. Los instructores y niños del turno vespertino elaboraron calaveritas alusivas a distintas disciplinas —natación, boxeo, kung fu, tiro deportivo—, integrando al altar un mosaico simbólico de la diversidad deportiva que él tanto impulsó. Sobre el altar descansaban también su camisa, una sudadera y algunos objetos personales, testigos silentes de su entrega diaria.

 

“Un hombre que nunca dijo no”

 

En voz del subdirector Ontiveros, se leyó la semblanza del profesor Sifuentes, destacando su calidad humana y su eterna disposición al servicio. “Él nunca nos dijo no. Siempre encontraba la manera de resolver”, recordó emocionado. Más de un rostro se quebró cuando mencionó que su legado no sólo se mide en medallas, sino en la enseñanza y el ejemplo que dejó entre atletas, entrenadores y colegas.

La ceremonia tuvo momentos de profunda calidez. Entre lágrimas y risas, la señora María del Socorro compartió que su esposo, a quien cariñosamente llamaban “El Loro”, siempre fue un hombre alegre, solidario y sencillo: “Diosito ya lo traía corriendo también allá arriba”, dijo, mientras el aplauso de todos se elevaba como una plegaria.

 

El corredor eterno

 

La semblanza recordó la trayectoria de Francisco Javier Sifuentes Ramírez (1957-2025): atleta desde los 11 años, maestro apasionado y tricampeón nacional en pruebas de medio fondo. Representó a Durango y a México con orgullo, tanto en competencias nacionales como internacionales. Miembro del Salón de la Fama del Deporte Duranguense, fue despedido con honor en la pista que lo vio triunfar incontables veces.

Emotivo momento se vivió con la actuación de Gerardo de Jesús Gonzalez Estala, de la Asociación Duranguense de Juegos y Deportes Autóctonos y Tradicionales, quien realizó la Danza del Venado, dándole el toque místico y mágico de nuestros ancestros.

 

Hoy, su legado no descansa: sigue corriendo entre las flores de cempasúchil, entre las risas de los niños que aprenden a competir con nobleza, y en el eco de los pasos que retumban en las pistas del Instituto.

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