Existe en la Explanada de Los Insurgentes, en la capital duranguense, un monumento erigido en memoria precisamente de aquellos próceres de la insurgencia iniciada en 1810, cuyos restos yacen en el Santuario de Guadalupe, que, a pesar de su importancia histórica, ha sido maltratado, lapidado, utilizado incluso como retrete y como base para sostener puestos de comerciantes los domingos.
Durante muchos años, el libro, así conocido el monumento a Los Insurgentes vio la visita de autoridades de los tres niveles de gobierno, en el marco de las Fiestas Patrias, el día 15 de septiembre, que honraban la memoria de estos personajes mediante guardias de honor y la colocación de ofrendas o arreglos florales.
Este año fue excepción, tal vez porque los domingos la Explanada de Los Insurgentes se torna inaccesible incluso para las familias de la zona a sus propias viviendas. Y no se diga el acceso hasta este monumento que se ve invadido por vendedores que aseguran sus puestos semifijos amarrando lazos a la estructura del monumento.
Lamentablemente, el sitio ha sido muy maltratado, no obstante, su trascendencia. Es común detectar en sus recovecos ese fecales y un fuerte olor a orines, dado que es utilizado sobre todo por malvivientes como baño.
En este contexto de las fiestas patrias, vale la pena llamar la atención de las autoridades correspondientes, a fin de que realicen las acciones necesarias para rescatar este sitio tan maltratado o subvalorado, al igual que el resto de la Explanada de Los Insurgentes que alguna vez lució hermosos jardines y áreas verdes, que lamentablemente pasaron a la historia, para convertir todo aquello en un lamentable y horrible terregal.
A fin de reflexionar sobre la importancia histórica del lugar, hay que nombrar a algunos de los héroes, cuyos restos fueron confinados precisamente en los muros del Santuario de Guadalupe:
Se trata de los insurgentes aprehendidos el 21 de mayo de 1812 en compañía de Don Miguel Hidalgo y Costilla en Acatita de Baján, sacrificados en Durango y sepultados en el presbiterio y camposanto del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe:
Mariano Balleza, Ignacio Hidalgo y Muñoz, Pedro Bustamente, Carlos Medina, Bernardo Conde.
Así como los insurgentes sacrificados también en Durango, el 16 de marzo de 1811 y sepultados en el camposanto del propio Santuario: José María Gutiérrez, José Hermenegildo Casas, José Francisco del Río, Juan Manuel Valles, Pedro Beltrán Meza y Juan Nepomuceno López.
Este monumento fue dedicado a los héroes de la libertad, inaugurado el 16 de septiembre de 1967.