Este jueves 20 de marzo de 2025, registra el día con ínfima calidad del aire en la atmósfera de la capital duranguense.
Los ciudadanos estamos respirando un oxígeno, combinado con otras substancias sumamente peligrosas.
En esta lamentable realidad se conjugan factores como el polvo, el humo de incendios forestales, pero sobre todo, la abulia y displicencia de nuestras autoridades, y principalmente las municipales, cuyo alcalde y su gabinete se encuentran ocupados al cien en una campaña en busca de la reelección.
La ausencia de viento, se traduce en un estancamiento de la contaminación ambiental de nuestra ciudad, cuyo cielo, otrora de un azul envidiable y que motivó la ubicación de nuestra zona como la Tierra del Cine, dada su extraordinaria luminosidad, hoy luce simplemente gris.
Sin exagerar, nuestro ámbito se asemeja a atmósferas de ciudades industriales como Monterrey, Ciudad de México o Guadalajara, cuando si algo nos falta aquí es precisamente industria.
Es decir, tenemos un cielo como de ciudad industrial, sin serlo.
Como se anota, este fenómeno obedece en algún porcentaje al humo que llega de la serranía duranguense, a partir de incendios forestales.
También, de la suspensión del polvo, cuando a nuestra capital le faltan millones y millones de metros cuadrados de pavimento. Se afirma que la circulación de automotores durante el día, contribuye precisamente a contaminar nuestro medio ambiente.
Sin embargo, a todo esto debe sumarse la abulia y displicencia demostrada con creces por parte de nuestras autoridades, mismas que la mayor parte de las veces se empeñan en establecer, según sus datos y parámetros, que no se rebasan los límites permitidos de infición en el aire, lo cual desde luego, es una vil mentira.
Desde luego la principal responsabilidad de la situación, de esta realidad que vivimos los duranguenses, que tenemos que respirar al aire envenenado, corresponde indudablemente al Gobierno Municipal, cuyo jefe, José Antonio Ochoa, junto con todo su gabinete, desde hace meses mantiene enfocadas sus baterías en su obsesión de repetir en el cargo, en tanto que las condiciones de nuestro cielo son evidentemente cada vez más complicadas.