Nació el 22 de junio de 1943 en un inmueble icónico de la capital duranguense; para ser preciso, en el edificio que hoy alberga el Arzobispado de Durango, que entonces era el Hospital Civil, y ahí comenzó la historia de un duranguense ejemplar y visionario, abogado, funcionario público, dirigente sindical, pero, sobre todo, pionero de los noticiarios radiofónicos en nuestra entidad.
Me refiero a Don Samuel Carlos Guillén Reyes, quien en amena charla compartió parte de su vida, donde con detalle narra la forma como llegó a la radio y su desarrollo dentro de la misma.
El año de 1943 registró sucesos importantes en el mundo: La II Guerra Mundial estaba en su apogeo y en México, sucedió el nacimiento del volcán Paricutín, en Michoacán; se publicó en Estados Unidos El Principito, de Antoine de Saint Exupery y además, se fundó el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey.
En Durango, desde luego, se registraron también diversos sucesos trascendentes… entre ellos, la llegada de aquel bebé, primogénito de Juan Guillén Olguín y Reynalda Reyes Olivas; tendría diez hermanos, de los cuales sobrevivieron siete.
En esa esquina de 20 de Noviembre y Madero, en el ya citado Hospital Civil, también conocida como Maternidad de Salubridad, llegó al mundo Samuel Carlos.
A los dos años, don Juan con todo y familia, fue enviado al frente de la Constructora Urbanizaciones, S. de R. L., propiedad de José Ramón Valdez, a San Luis Potosí, para construir la hoy famosa presa El Peaje “Gonzalo N. Santos”, además de otras obras como lagunas de oxidación y la pavimentación de algunas de las primeras calles de la capital potosina.
Permanecieron en San Luis seis años, periodo en el cual Samuel Carlos no fue inscrito en la escuela, porque pensaron que regresarían rápido al terruño.
Una vez en Durango, la primera acción fue meterlo a la escuela junto con su hermano Miguel Augusto y el ciclo escolar ya avanzado. Su escuela primaria fue la número 4, José Ramón Valdez, misma que describe como “¡la mejor escuela del mundo!”, en la que además un grato recuerdo es que solamente tuvo tres maestros.
Terminada la primaria se fue al Instituto Juárez. En 1956 hubo de realizar cursos de adaptación para aquellos alumnos que pretendían ingresar a este nivel educativo y una vez preparado, inició formalmente secundaria en 1957, año en que la institución tomó el rango de Universidad, precisamente el 21 de marzo.
Aquí, el entrevistado narra que vivió de manera muy intensa, las fiestas del centenario del Instituto Juárez a finales del 56; “¡Fue un festejo brillante” y la reina fue Paulina Gámiz Fernández de Castro.
Samuel fue pues, parte de la denominada Generación del Centenario, la última del Instituto Juárez y la primera de la Universidad Juárez del Estado de Durango.
Luego se quedó ya en la Preparatoria de la UJED, y le tocó inaugurar nada menos que el edificio de la Prepa Diurna.
Continuó Leyes en la misma institución, en la entonces Escuela de Derecho. Antes de terminar la carrera, ya había comenzado su carrera como funcionario público, específicamente como Agente del Ministerio Público.
Es que, era su maestro el licenciado Manuel Mendívil Herrera, quien se lo llevó de agente del ministerio público; “ni siquiera tenía la edad, pero fui; había que tener 25 años mínimo, no la libraba, pero fui, precisamente en el gobierno de Alejandro Páez Urquidi”.
Guillén Reyes fue dos veces subprocurador general de justicia, la primera en el gobierno de Alejandro Páez Urquidi, la segunda con José Ramírez Gamero; tesorero en la Dirección de Pensiones, regidor del Ayuntamiento de Durango, litigante, encargado de prensa en el comité de festejos del 439 aniversario de la ciudad de Durango, siempre en combinación con su trabajo en la radio.
Y es que entró a la XEDU el 28 de octubre de 1964, ya de manera formal. Era locutor suplente de la XEND, luego XECAV.
Fue de los iniciadores de la XEDGO, que surgió con el eslogan de “la música bonita de México”, con gran éxito, una estación del mismo grupo radiofónico que comandaba don Carlos Armas Vega. De esta última recuerda que era una estación semiautomática, donde todo lo que salía al aire era grabado, no había cabina para locutores.
En virtud de su talento, Samuel Carlos entró a las tres estaciones de manera simultánea, por decisión del gerente Hugo Betancourt Solís; “a él le debo el estar en radio y de él aprendí mucho, como conocedor especialista del medio que era”.
Jamás sació el gusanillo del estudio. De tal manera que ya terminada la carrera de leyes, fue alumno de la FECA, donde hizo la mitad de los estudios de Maestría en Administración, pero le resultó imposible terminar por su responsabilidad como subprocurador. En la FADER se especializó en Derecho Laboral.
Sin embargo, ya con más tiempo, se aventó la maestría en Alta Dirección, para lo cual durante dos años cada fin de semana viajó a la Ciudad de México, al Colegio de Graduados en Alta Dirección, que dirigía Miguel Ángel Cornejo.
“He hecho infinidad de cursos mientras pude y tuve tiempo; tengo cajas de diplomas”, decía.
Samuel Carlos Guillén no siempre fue locutor de noticias. Primero hizo programas guapachosos, tropicales, de música norteña, ranchera, instrumental.
Rememora el tiempo de las radionovelas como una época muy buena, de una producción de excelencia, de gran calidad.
Entre los recuerdos más vivos de su trayectoria en la radio, destaca la integración de Antonio Norman Fuentes, reportero de El Sol de Durango, a difundir noticias en la XEDU; “él me invitó a colaborar en el noticiero”.
Para entonces, dejó la locución Roberto Bravo Morán, Samuel se quedó en su lugar y recuerda a su antecesor como abogado y maestro, pero sobre todo como gran amigo.
De las notas más llamativas que le tocó entregar al auditorio, fueron aquellas relativas a las obras concluidas del Centro de Readaptación Social 1 de esta ciudad, que sucedió a la antigua penitenciaría, así como el aeropuerto Gral. Guadalupe Victoria, que sustituyó al antiguo campo aéreo del sur de la ciudad.
Entonces, ya involucrado en noticias, participaba en aquel espacio de solamente quince minutos que a la postre marcaría tendencia en el citado grupo radiofónico al que pertenecía. Le alcanzaba para formular un resumen de notas locales, nacionales e internacionales, y todo el material era proporcionado por El Sol de Durango, gracias a la excelente relación entre estos medios.
Afirma que más que la locución en programas musicales, le satisfizo la difusión de noticias, por considerarla como una rama de la radio en la que es posible desarrollar gran labor social “y no precisamente por la noticia, sino por el valor agregado a las mismas; es lo que nos distingue de los otros”.
Introdujo en la radio el obituario, información que hoy ya interesa difundir a todos los medios.
También agregó las efemérides.
Con el paso del tiempo el formato fue enriquecido con una serie de segmentos, todos de mucho interés entre el público, pues se abordaron todos los temas; “y eso es lo que ha hecho al noticiero de XEDU distinto a otros que surgieron posteriormente”.
Otro distintivo de la DU “La que le gusta a usted”, tanto en noticieros como en otros programas, fue el servicio social, que servía enormidades, sobre todo a zonas incomunicadas, en virtud del largo alcance de la estación, que daba excelente cubertura en lo rural, de forma importante en la serranía.
No obstante, como ocurre luego, el medio comenzó a ser aprovechado por las malas artes externas y fue suspendido por la Décima Zona Militar, luego de que encontraron mensajes cifrados.
Bueno, con Norman Fuentes hizo Diario del Aire, de nueve a nueve y media de la noche, con mucho éxito. No había tanta TV. El formato fue exitoso; “principalmente por la experiencia del periodista de El Sol, Norman, quien se las sabía de todas todas”. Aquella historia duró tres años, hasta que se fue Toño por diferencias con la empresa. Al poco tiempo murió. Una calle principal de esta ciudad lleva su nombre.
Entrevistado una tarde mayo de 2011 en su oficina de calle Madero, en el centro citadino, Don Samuel Carlos Guillén explicó que se dedicaba ya la mayor parte de su tiempo al aire al noticiero, aquel que comenzó con 15 minutos, se alargó luego a media hora, una hora, dos horas y en la temporada final, con cuatro horas.
Entonces, Julieta Hernández Camargo, directora del Instituto Alejandría, le otorgó el grado Honoris Causa como maestro; “lo recibí con mucha satisfacción”.
De su labor al frente del STIRT, señaló que ya tenía algún tiempo representando a los compañeros de este Sindicato perteneciente a la CTM.
Don Samuel contrajo nupcias en el año de 1967 con Rosamelia Navarro, entonces continuista de la XEDU; “ella es gente del medio y por eso me entendió. Con una ocupación de todo el día, se requiere acoplamiento para poder tener buenos resultados”. Ellos procrearon a Laura Adriana y Liliana Marcela Guillén Navarro, ambas licenciadas en Ciencias y Técnicas de la Comunicación.
Laura formó parte de noticieros en XERPU, Radio Sensación, y entre otros, le tocó narrar la visita del Papa Juan Pablo II y dirigió dos revistas. Liliana incursionó en la radio, pero se ha desempeñado más bien en oficinas de prensa.
El entrevistado era dueño de una muy característica voz grave natural, no engolada, por la cual era bien identificado, la cual perdura a través de los años en la memoria de quienes nos deleitamos con su tono, con una muestra clara latente en una grabación ubicable en redes sociales, cuando en la XEDU, en la que con el maravilloso fondo de la marcha Lindas mexicanas, del compositor duranguense Velino M. Preza, a las 23:00 horas en punto de cada noche, se escuchaba la despedida de la transmisión.
Don Samuel Guillén, en la parte final de la charla, explicó sobre el padecimiento que le aquejaba desde algunos meses atrás, conocido como EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica); “últimamente no he ido muy bien, no voy muchas veces al noticiero y la gente insistente me reclama o pregunta el porqué, y eso es algo que me llevo en el corazón”.
Precisamente por ese tono de voz del que usted habla -dijo al entrevistado- es que la gente me identifica; “¿Qué les gusta? No sé… pero me oyen”.
Don Samuel Carlos Guillén Reyes falleció el 2 de febrero de 2012.
A los cuatro meses de su partida, en junio de 2012, fue galardonado con la medalla Carlos Pickering por 50 años de servicio, por la Asociación Nacional de Locutores de México, A. C. La recibió su esposa en su nombre.
En su momento, entrevistó a Colosio y a Labastida, siendo candidato.
En su casa tenía dos pequeños estudios de grabación, porque además era aficionado a la buena música.
A él le tocaron muchos cambios tecnológicos durante su recorrido por la radio, y a todos se adaptó. Cuando empezó se usaban las cintas de carrete abierto y los cartuchos de ciclo sin fin. Pasó de los discos y tornamesas a los CD y después a las memorias USB. De los teléfonos fijos a los celulares, etc.
Un dato curioso es que el título profesional del Don Samuel Carlos fue el primero que se hizo como Licenciado en Derecho, pues se expedían como Abogado. Él hizo así el suyo y hubo hasta reunión de Junta Directiva para aprobarlo. De ahí en adelante todos se otorgaron como Licenciado en Derecho.
Durante un tiempo dejó, por petición de los concesionarios de la estación XEDU, el noticiero de las 8 de la mañana, y se le abrieron las puertas en la XEE, donde comenzó Diario del Aire, y en remembranza de aquel noticiero que tenía Antonio Norman Fuentes. La gente comenzó a ubicarlo en ese horario nocturno y a seguirlo, consolidando un buen auditorio. Unos años después fue invitado a ocupar de nuevo la titularidad de Noticias de las 8, en la XEDU, por la mañana. Nunca dejó de pertenecer a la XEDU, sólo dejó el noticiero por ese tiempo, por eso Diario del Aire era en la noche, para no interferir con el horario matutino que debía cumplir ahí.
Como anécdotas: frecuentemente sucedía que gente que no lo conocía personalmente, pero lo escuchaba fielmente en la radio, lo oía hablar en algún restaurante u otro sitio e inmediatamente se acercaban para preguntarle: “Disculpe, ¿usted es el señor de las noticias?”. A él le daba un poco de pena, pero siempre respondía con una sonrisa: “A sus órdenes”.
También, en una ocasión, siendo subprocurador, acudió al informe del presidente municipal de Coneto de Comonfort en representación del gobernador. Cuando pasó al micrófono a emitir el mensaje que enviaba el mandatario, la gente empezó a cuchichear, pues la voz era inconfundible, ¡era el de las noticias!
Decía que no dejaba la abogacía porque era su profesión, pero tampoco dejaba la radio, porque era su pasión.
Él se fue con la esperanza de volver a la radio, a su noticiero. Estando en casa, enfermo, se mantenía al tanto de lo que pasaba en el noticiero y hablaba con sus colaboradores y con el locutor que le suplía en ese horario, y siempre les decía: “Ya mero voy, ya me estoy sintiendo mejor”.